Nunca nadie en la historia de la humanidad se ha calmado por decirle que respire
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Muchas veces a lo largo de mi vida escuche las palabras “tranquila, sólo respira”. Y sin detenerme a pensar con más atención en lo que me decían, simplemente hacía lo que me indicaban: tomar una respiración semi-profunda casi exagerada y continuaba con el proceso de respiración inconsciente que me había acompañado hasta ese punto de mi vida. Sin embargo, nunca sentí que el respirar me ayudara a calmarme en lo más mínimo. Incluso, me parecía un tanto ridícula la sugerencia ya que dentro de mí pensaba que el respirar era algo que ya dominaba a la perfección. En fin, ¿no venimos al mundo ya sabiendo como respirar?
La respiración es algo que tomamos por sentado y no nos detenemos a pensar en ella durante nuestro día a día. Es algo que simplemente existe. Nunca no ha existido. De hecho ni podríamos imaginarnos una vida sin respirar. Es imposible. Y claro, todos estos años creía que ya había dominado el arte de respirar. Sin embargo, grande fue mi sorpresa cuando al practicar meditación al fin comprendí lo que tantas veces había escuchado de mis mayores: “tranquila, sólo respira”.
La respiración es probablemente la función más importante del cuerpo, ya que sin respirar dejaríamos de existir. Es por esto, que en las prácticas milenarias como la meditación, el yoga y el Mindfulness la respiración es considerada la fuerza o energía vital y se hace mucho énfasis en crear hábitos correctos de respiración, ya que de ellos depende nuestra perfecta vitalidad e inmunidad.
Uno de los más grandes descubrimientos al comenzar a practicar Mindfulness es la práctica de la respiración consciente. El acto de observar y presenciar nuestra respiración entrar y salir de nuestro cuerpo en el momento presente, sin juicio ni control alguno. En mi experiencia, esta práctica tiene un sinfín de efectos rejuvenecedores y revitalizantes no sólo para el cuerpo sino para nuestra mente y salud en general. Es increíble como una práctica tan simple puede tener efectos tan poderosos y potencialmente ser el antídoto de muchas de las enfermedades y condiciones que sufrimos hoy en día en nuestra sociedad: ansiedad, depresión, alergias, envejecimiento prematuro, pérdida de memoria, déficit de atención, entre otras.
Así que la próxima vez que alguien te diga: “tranquilo, sólo respira” recuerda el sinfín de potencial beneficios sanadores que contiene el acto de respirar conscientemente, el acto de observar la vida misma entrar y salir de nuestros cuerpos en el momento presente, sin juzgar o controlar el resultado. Respira y comienza a sentir la ola de relajación que te inunda casi de inmediato, seduciéndote e invitándote a descansar en este momento, el momento presente, el único instante donde existe la vida.
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