Generalmente cuando pensamos en el momento del parto lo primero que se nos viene a la cabeza no es en lo maravilloso de conocer a nuestra bebé, ni en el milagro de traer una vida al mundo. La mayoría de las veces los pensamientos que tenemos son algo como: “que miedo el dolor”, “yo no voy a poder”, “no se si mi cuerpo aguante”, “yo no se cómo va a pasar una cabeza por ahí”... o algo por el estilo.
Todos estos pensamientos vienen de nuestra mente tratando de analizar y de controlar una situación que muchas veces está fuera de nuestro control.
Así como nuestro cuerpo logró crear un bebé sin que nosotras tuviéramos que guiarlo, así mismo nuestro cuerpo es capaz de parir. Pero para que este proceso fluya de manera natural hay que salir de esa mente racional y controladora que cree que tiene que HACER algo y conectarnos con nuestro cuerpo para que aprenda a ESTAR con las sensaciones que va a sentir durante las contracciones.
El miedo y el dolor están muy relacionados. Comúnmente nos avisan que hay algún peligro, alguna lesión en nuestro cuerpo o alguna amenaza exterior de la que tenemos que huir o atacar. Si nos duele la barriga es nuestro cuerpo avisandonos que algo ha ido mal con la digestión, si nos caemos y sentimos mucho dolor, probablemente nos hemos fracturado algún hueso y debemos actuar para solucionar ese dolor. Por eso, es normal que nuestra mente este entrenada para que cuando sienta un dolor intenso… sienta miedo.
Pero en el caso del trabajo de parto, es todo lo contrario, este dolor no nos indica ningún peligro, más bien nos indica que todo va bien. Estas ondas de “dolor” nos avisan que, mientras más frecuentes y más rítmicas sean, más cerca estaremos de conocer a nuestro bebé.
El dolor de parto es un dolor transformacional, es un dolor que nos informa que está ocurriendo una transformación dentro de nosotras. Nos informa que nuestro útero empezó a contraerse para empujar a nuestra bebé hacia abajo, y nos informa que nuestro cérvix está comenzando a dilatarse para abrir el camino hacia afuera.
Es por esto que tenemos que reeducar a nuestra mente y tenemos que enseñarle que no hay ninguna amenaza con este dolor, que no tiene que REACCIONAR ante él. Que puede simplemente respirar CON esa sensación y no en CONTRA de ella y que es capaz de estar presente sin huir de este dolor.
Desarrollar la habilidad de estar presente y concentrada, y no en actitud de miedo y resistencia es clave para que nuestro cuerpo se pueda relajar y pueda avanzar la fisiología del parto de manera natural y efectiva. La sensación de confianza y seguridad le dice a nuestro cuerpo que todo está bien y que puede seguir con su trabajo de traer a nuestro bebé al mundo.
Sandra Pagliuca
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